Exquisitamente vulnerable,
dispersa dentro de una misma niebla
inestable como el agua
y clara como en su inicio.
Como el agua envuelta, tocando y cayendo inmersa
al tiempo que disuelve, arrastra y se evapora para
seguir estando ahí.
Fácilmente, queriendo, tomando
y de nuevo fácilmente palpando, corriendo.
Y lo dejo estar,
cuando es blanquecino, azul, rojo y amarillo,
suave, punzante, incierto,
incontable e incontenible.
Cuando está, y cuando no está,
entramando frases evocadas
que intentan anudarse en sensaciones viejas y
revueltas
ahogando,
aún sabiendo que serán ahogadas por su mirada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario